La niebla se posa sobre los tejados,
y los rayos del sol atraviesan su etéreo manto.
Los árboles desnudos, que extienden sus brazos hacia el cielo,
acogen al rocío en sus huesudos dedos.
Trazos de luz y color remplazan la oscuridad
en este nuevo día en el que despierta la ciudad.
¡Feliz sábado!
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