domingo, 1 de abril de 2012

Reflexión


Twitter o Facebook son palabras indispensables en esta época denominada como la era 2.0.  Se trata ni más ni menos, que de dos de las redes sociales más influyentes en el panorama actual. ¿Que qué es una red social? Un medio de comunicación que está causando el mismo furor que en su día causaron la televisión o la radio. En resumidas cuentas, es el nuevo Mass Media capaz de mantenernos en contacto a unos y a otros sin importar el lugar del mundo en el que nos encontremos. Es fácil y rápido ¡Ah!, y muy importante, hasta la fecha, es –  y por el bien común, esperemos que siga siendo -  gratuito.

Aparte de entretener, divertir  y  acortar distancias, las “Social Networks” son la herramienta de promoción perfecta para cualquier empresa o entidad, celebridad e incluso partido político que se precie, y que quiera proyectar una imagen de frescura y modernidad. Si durante la Segunda Guerra Mundial, la radio fue el pilar informativo, hoy en día las revoluciones  y protestas se retrasmiten y divulgan desde el minuto cero vía Tweets, enviados desde cualquier aparato con conexión a Internet. ¿Y quiénes son los principales abanderados de este imparable fenómeno de masas? Nosotros, los jóvenes,  que atraídos por la idea de cambiar el mundo y sociabilizar compulsivamente, desnudamos nuestra vida en el muro y revelamos nuestros datos personales en el perfil  ante más de cien amigos, de los cuales, ni siquiera al cincuenta por ciento, tenemos en alta estima.

Señoras y señores, estamos ante la nueva Generación del Yo, o como diría Steve Jobs – creador del inagotable imperio Apple - , la iGeneration , donde ser usuario de una red social, nos convierte en narradores y protagonistas de nuestra historia. Y mientras todos actualizamos nuestro estado y colgamos fotos buscando ser únicos e inigualables, paradójicamente, caminamos como un rebaño por el lado de la uniformidad y la conformidad.